domingo, 19 de junio de 2011

¿Obligando?

Todos queremos hacer cosas en la vida y cuando se nos truncan por obstáculos y los dejamos de hacer, nos frustramos de forma que queda incrustadas en nuestro motor matriz. Los sueños son dedicaciones que nos gustaría hacer en un futuro pero no siempre lo conseguimos porque en muchos casos son sueños difíciles de conseguir o porque se nos ha truncado nuestra vida de tal forma que esta consista en trabajar en un empleo que disgusta a nuestro espíritu y vivamos de un modo que nos disgusta.
Ahora bien a veces vemos una luz para conseguir nuestros sueños y es nuestro descendiente. Esa luz de esperanza en la cual ponemos nuestro empeño para que haga lo que nosotros hemos querido. Le atribuimos gratuitamente nuestro objetivo sin pensar si a este le gusta lo que a nosotros y pensamos que ellos quieren hacer y les gusten lo que a nosotros. Pasa que en la mayoría de los casos se truncan de nuevo esos sueños, puesto que nuestros descendientes no quieren desempeñar esos papeles ya que tiene otro tipo de sueños.


El gran problema es no ponerse de parte del hijo y además no podemos obligar a desmpeñar a una persona lo que no quiere hacer y después ocurren los problemas entre padre e hij@ o madre e hij@. Los odios son infundidos y la desestructuración familiar se ha cimentado poco a poco hasta llegar a un cúmulo de problemas familiares y psicológicos porque en muchos casos ocurren hechos desagradables y se suprime el bienestar familiar. Las relaciones son un eslabón que solo se se supera con una comprensión y conversación y no con una obligación.

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